Elementos de gestión del aula pdf
Este es el segundo post de una serie de tres sobre la cultura del aula. Consulte aquí el último, en el que se desmenuzaba la idea, con la esperanza de mostrar que nuestras ideas tradicionales de «gestión del comportamiento» son insuficientes para abordar plenamente la complejidad del entorno del aula. Si queremos dar sentido a la cultura de nuestras aulas, creo que hay cinco elementos que debemos considerar. Son la disciplina, la gestión, el control, la influencia y el compromiso. Antes de seguir adelante, debo decir que no se me han ocurrido a mí; nunca se me ocurren las buenas ideas sobre las que escribo. Doug Lemov las describe muy bien en su libro Teach Like a Champion 2.0. Léelo primero si te interesa. Todo lo que he hecho aquí es articular cómo se ve esto como líder de T&L y en un contexto escolar en el Reino Unido.
Antes de hacerlo, debo explicar cómo estos cinco elementos me han ayudado en mi papel de líder de T&L y lo que me han permitido hacer. En primer lugar, me han ayudado a formular mejores preguntas sobre lo que ocurre en las aulas. No podemos encontrar buenas respuestas si no hacemos las preguntas adecuadas. Estos cinco elementos me han ayudado a formular las preguntas correctas, que incluyo en la explicación que doy. En segundo lugar, me han ayudado a ver con más claridad la compleja dinámica del aula y, por tanto, a apoyar a los profesores para que sean más reflexivos. Al dividir los elementos de la cultura del aula con mis colegas, les he ayudado a ver que algunos de los problemas que tienen con el comportamiento pueden estar relacionados con el compromiso o con la disciplina. Una vez que hemos identificado el elemento, hemos sido capaces de proceder a las estrategias pertinentes (que consideraré en mi último post sobre este tema). Esta profundidad de comprensión ha dado sus frutos tanto para mí como líder como para mis colegas. Entremos en materia.
4 componentes de la gestión del aula
La filósofa Hannah Arendt decía que la esencia del ser humano es participar en el discurso moral con los demás. «Las cosas del mundo se vuelven humanas para nosotros sólo cuando podemos discutirlas con nuestros semejantes. Humanizamos lo que ocurre en el mundo y en nosotros mismos sólo hablando de ello, y al hablar de ello aprendemos a ser humanos». En una comunidad de clase reflexiva, los alumnos trabajan juntos en un estudio atractivo de nuestro pasado y de nuestro mundo actual. El conocimiento se construye, no se absorbe pasivamente. Y los estudiantes, con el corazón y la mente movilizados, son vistos como sujetos que participan activamente en una comunidad de aprendices. Una atmósfera de confianza en el aula como ésta crea el espacio para un aprendizaje profundo y democrático. La creación de un ambiente así requiere un enfoque reflexivo.
Éste debe impregnar todos los aspectos del aula y estar integrado en todos los demás componentes. Incluye un profundo respeto tanto por los alumnos como por la materia. ¿Pueden los alumnos asumir riesgos? ¿Serán «derribados» o ridiculizados por otros estudiantes, o incluso por el profesor, por compartir abiertamente sus pensamientos? ¿Cómo actuará el profesor cuando un alumno insulte o menosprecie personalmente a otro? ¿Se respetará y honrará a los estudiantes como participantes reflexivos en una comunidad de aprendices? El comportamiento del profesor en estas situaciones marca la pauta de toda la clase. Tenemos que ser explícitos y poner en práctica nuestra creencia de que un profundo respeto por cada alumno es el núcleo de nuestro esfuerzo educativo.
Definición de aula pdf
Cuando se trata de la clase de primaria, parece que todos los profesores han publicado en sus blogs, en sus pines, en sus tweets y en sus posts sobre sus sistemas de organización infalibles, sus sistemas de archivo infalibles y sus diseños de clase perfectos.
Pero, al igual que cada profesor es diferente y cada grupo de alumnos es diferente, cada aula también tiene necesidades diferentes. Organizar el aula de primaria moderna no siempre es tan sencillo como poner unos bonitos imprimibles en cajas de plástico y colocarlos en una estantería. El aula de primaria del siglo XXI es más dinámica que eso.
Una biblioteca de aula es imprescindible en cualquier clase de primaria. Las bibliotecas de aula no sólo fomentan la alfabetización y la lectura por placer, sino que también proporcionan un refugio para los alumnos que necesitan un pequeño descanso de la clase sin salir de ella.
Las bibliotecas de aula deben ser acogedoras y seguras para los alumnos, con asientos cómodos para que puedan concentrarse en lo que están leyendo. A algunos profesores les gusta ir a por todas e incorporar diferentes temas para decorar sus bibliotecas, pero si crees que la decoración de tu biblioteca de aula podría convertirse en una distracción, opta por un ambiente más tradicional de rincón de libros. Utiliza una alfombra o moqueta suave (pero fácil de limpiar) para definir el espacio de la biblioteca, y proporciona un poco de acolchado para los alumnos si tienen que ponerse de rodillas para hojear los estantes inferiores. Coloca algunos cojines cómodos o sillas de felpa para que la zona sea más acogedora para los lectores.
Tres componentes de la gestión del aula
¿Está su aula tan bien gestionada como podría estarlo? Hay un puñado de características que se encuentran en las aulas eficaces y que todos los profesores deberían tratar de cultivar. Estas características establecen pautas de gestión, comportamiento e instrucción -tanto para los profesores como para los alumnos- que ayudan a resolver los problemas de forma preventiva.
Si usted y sus alumnos necesitan más orden y productividad, incorpore estas características a su flujo diario lo antes posible. Comprobará que dar prioridad a estas características hará que su aula sea más eficaz en todos los sentidos.
Las normas del aula deben ser claras y concisas, sin dejar espacio para que los alumnos se pregunten qué deben hacer en cada momento. Involucrarlos en la elaboración de estas normas y expectativas es lo mejor para aumentar su apropiación y comprensión.
Aplique las normas de forma coherente y justa. Ponga en marcha planes de gestión del comportamiento para tratar las conductas que no se ajusten a las expectativas. Asegúrese de comunicar a los alumnos las consecuencias del incumplimiento de las normas antes de que éstas se apliquen.