Clases de versos segun su medida

Verso en blanco

El Corán no se dirige a una nación en particular, como los árabes, ni a una secta concreta de musulmanes, sino a las sociedades no islámicas y a la nación musulmana en su conjunto. Hay numerosas referencias a los no creyentes y a los adoradores de ídolos, a la Gente del Libro (es decir, a los judíos, o la tribu de Israel, y a los cristianos), exhortando a cada uno a esforzarse por una verdadera comprensión del Corán y del Islam.

Di, oh Gente del Libro, que lleguemos a un acuerdo entre nosotros y vosotros: que no adoraremos a nadie más que a Dios y que no le atribuiremos socios y que ninguno de nosotros tomará a otros como señores aparte de Dios (3:64).

Es cierto que, antes de que el Islam se extendiera más allá de la Península Arábiga, los mandatos coránicos estaban obviamente dirigidos a la nación árabe. A partir del sexto año después de la hijrah (la migración del Profeta de La Meca a Medina), cuando el estruendo del Islam se propagaba más allá de la península, hay referencias que demuestran que el Corán se dirige a la humanidad en general; por ejemplo

Prześlij opinię

Así dice el Señor: «Si se pueden medir los cielos de arribaY los cimientos de la tierra se pueden escudriñar de abajo,Entonces también desecharé a toda la descendencia de IsraelPor todo lo que han hecho», declara el Señor.

Otro da forma a la madera, extiende una línea de medición; la perfila con tiza roja. La trabaja con planos y la perfila con un compás, y la hace como la forma de un hombre, como la belleza del hombre, para que pueda sentarse en una casa.

Pues por la gracia que me ha sido dada, digo a cada uno de vosotros que no tenga más alto concepto de sí mismo que el que debe tener, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha asignado a cada uno.

«Y estas son las medidas del altar por codos (el codo es un codo y un palmo): la base será de un codo y la anchura de un codo, y su borde alrededor de un palmo; y esta será la altura de la base del altar.

Porque no nos atrevemos a clasificarnos ni a compararnos con algunos de los que se encomiendan a sí mismos; pero cuando se miden por sí mismos y se comparan consigo mismos, carecen de entendimiento.

Pie métrico

Aristide Quintilien divide el ritmo en tres tipos: el de los objetos inmóviles, que proviene de la correcta proporción de todas las partes, como ocurre con una estatua bien hecha; el ritmo del movimiento localizado, como ocurre con la danza, el paso bien diseñado, las poses de las pantomimas; o, por último, el de las inflexiones y el de la duración relativa de los sonidos en una proporción tal que, tanto si se golpea siempre el mismo acorde, como con el sonido de un tambor, como si se varían los sonidos de las notas altas a las bajas, como en la oratoria y el canto, resultan efectos agradables por la duración o la cantidad de la sucesión de notas. En este artículo sólo trataré este último tipo de ritmo. Sobre los demás, ver Pantomima, Danza, Escultura.

El ritmo aplicado al sonido o a la voz también puede escucharse en las palabras o en el canto. En las primeras, del ritmo nacen el número y la armonía en la elocuencia, así como la medida y la cadencia en la poesía. Ver Elocuencia, Poesía, Medida, Verso, etc. En la segunda, el ritmo se aplica al valor de las notas y se llama ahora medida. Véase Valor de las notas, Medida. Tempo. En cuanto al ritmo en la música →

Conversión de medidas bíblicas

Sobre el Génesis : Dos libros sobre el Génesis contra los maniqueos ; y, Sobre la interpretación literal del Génesis, un libro inacabado / por Agustín, San, Obispo de Hipona.    Publicado en 1990 Número de llamada: BR61 .F38 v. 84 1991 Ubicado: Falvey West – Planta Baja

San Agustín realizó cuatro esfuerzos distintos para ofrecer una interpretación clara y coherente del primer capítulo del Génesis. Después de haber sugerido una interpretación alegórica en su obra Sobre el Génesis contra los maniqueos (389 d.C.), 1 y de haber hecho un intento insatisfactorio de interpretación literal en su Carta del Génesis, libro inacabado, escrita en el 393 d.C. pero publicada con algunas revisiones sólo en el año 426 como un útil indicador de sus primeros esfuerzos, 2 más tarde expresó sus opiniones con mayor amplitud en su nueva empresa La Carta del Génesis (401-415 d.C.), 3 y las resumió con algunas modificaciones en La Ciudad de Dios (413-427 d.C.).  4

En la Carta del Génesis había explicado que aquí, como en Gn 2,4, las palabras cielo y tierra significan toda la creación, 10 entendiendo por cielo en este versículo, no el cielo físico del espacio exterior, sino el cielo incorpóreo de los espíritus angélicos, que están situados por encima de los cielos corporales, no por una ubicación más elevada en el espacio, sino por la sublimidad de la naturaleza.  11 Así, la palabra cielo en este verso la tomó para significar los ángeles, completamente formados en su naturaleza, mientras que la tierra significa «la incompletud invisible, no estructurada y abismalmente oscura de la masa corporal de la cual las cosas existentes en el tiempo iban a venir».  12